El dióxido de carbono cuya fórmula química es CO2, está presente en la atmósfera terrestre en una pequeña proporción. En un volumen dado de atmósfera, hay poco más de 0.04 por ciento de CO2. Esa proporción ha crecido desde que en el siglo XVIII comenzó la Revolución Industrial en Gran Bretaña y es la causa principal de que la temperatura media global esté sufriendo una subida, ya que el CO2 es un gas de efecto invernadero.  

Las transformaciones estructurales que se produjeron a partir de la Revolución Industrial, ocasionaron que subieran las emisiones de CO2 debido al aumento del consumo de energía, concretamente a partir de carbón mineral, que es un combustible fósil rico en carbono. Al quemar el carbón mineral el carbono pasa a la atmósfera, se une con el oxígeno y forma CO2. Más cantidad de combustibles fósiles quemados implica más carbono emitido a la atmósfera y más CO2 formado.