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ENERGÍA SOLAR

Los astrónomos clasifican al Sol como una estrella enana amarilla, a pesar de que su diámetro es de 1.4 millones de kilómetros. Es una más de los millones de estrellas que existen en La Vía Láctea. En el núcleo del Sol, donde la temperatura alcanza los 15.5 millones de grados Celsius, se producen reacciones de fusión nuclear o termonucleares. Esa es la fuente de la energía solar. En estas reacciones el hidrógeno se transforma en helio y se desprenden colosales cantidades de energía. Una fracción de esa energía llega a la Tierra y hace crecer la biomasa, hace funcionar el ciclo hidrológico y el clima. Las manifestaciones directas e indirectas de la energía solar dan lugar a fuentes renovables de energía. Pero el sol nos dio también a los combustibles fósiles, que no son otra cosa que energía solar antigua, concentrada durante lentos procesos que demoraron millones de años. La siguiente frase de Robert Mayer sobre la energía solar, resume magistralmente lo que esa fuente de energía significa para nosotros.
“El Sol, tal como lo entiende el hombre, es un manantial inagotable de fuerza física. La corriente de esta fuerza, que se derrama también por nuestra tierra, es el resorte constantemente tenso que mantiene en movimiento el mecanismo de todas las actividades que tienen lugar en nuestro planeta (...) El mundo vegetal constituye el depósito en el que se fijan y acumulan para su utilización los raudos rayos solares del estío, fuentes de bienes económicos a los que se halla indisolublemente ligada la existencia física del género humano; todo aquel que contempla tanta riqueza, no puede menos que experimentar un vivo sentimiento de admiración”.