trans de la energia

En 1964 Richard Feynman expresó: “existe un hecho, o si se desea, una ley, que rige todos los fenómenos naturales que se conocen hasta la fecha. No existe una excepción conocida a esta ley, ¡es exacta hasta donde sabemos! ¡La ley se llama conservación de la energía! Afirma que hay una cierta cantidad, a la que llamamos energía, que no cambia en los múltiples cambios que sufre la naturaleza. Esa es una idea sumamente abstracta, no es una descripción de un mecanismo, ni nada concreto; es un hecho extraño que podamos calcular un número y cuando terminamos de ver a la naturaleza hacer sus trucos y calcular el número nuevamente, este tiene el mismo valor”. La energía adopta formas diferentes en diferentes situaciones, desde la energía térmica que se libera al quemar un trozo de madera, hasta la velocidad que adquiere el agua al fluir cuesta abajo. Puede pasar de un tipo a otro. Pero la energía no se crea ni se destruye. En conjunto, siempre se conserva. Esto se conoce como ley de transformación y conservación la energía. Dicha ley establece que al pasar de una forma a otra la energía no desaparece ni se crea. Cuando un sistema material pasa de un estado a otro, el cambio de su energía corresponde rigurosamente al incremento o a la disminución de energía de los cuerpos que entran en interacción con el sistema. Los procesos en que la energía se convierte de una forma en otra se hallan regulados por equivalencias numéricas rigurosamente determinadas, tal y como expresó Feynman.
La ley de la conservación de la energía fue descubierta a mediados del siglo XIX gracias en primer lugar a los trabajos de Robert Mayer. Se reconocen también los aportes de James Joule, Helmholtz y otros científicos. Las ideas precursoras de este descubrimiento fueron enunciadas por Descartes, Leibniz y Lomonósov.
La ley de la conservación de la energía tiene profundas implicaciones filosóficas. Constituye una confirmación, proporcionada por la ciencia natural, de la idea materialista acerca de la indestructibilidad del movimiento. Federico Engels consideraba el descubrimiento de tal ley como uno de los tres grandes descubrimientos que constituyen el fundamento científico-natural de la concepción materialista dialéctica de la naturaleza. Según Engels, el descubrimiento de la ley de la conservación de la energía pone de manifiesto que “la unidad de todo el movimiento en la naturaleza no es solo una afirmación filosófica, sino un hecho científico-natural”. La Física confirma de forma sólida y amplia, la ley de la conservación de la energía.
Los procesos de transformación y transmisión energética están sujetos al principio de transformación y conservación de la energía. En todas las interacciones y procesos la energía se transforma y al mismo tiempo se conserva, independientemente de los sistemas que participen y de la cantidad o el tipo de energía intercambiada. Cuando decimos que producimos, transportamos o consumimos energía, lo que en realidad hacemos es transmitirla de unos cuerpos a otros y transformarla de unas formas en otras, para obtener un determinado efecto útil. Asimismo, cuando consumimos energía no estamos desapareciendo o destruyendo energía, sino transformándola y transmitiéndola. Por ejemplo, una licuadora consume energía de la corriente eléctrica y este consumo no es más que la transformación de la energía eléctrica que llega a este equipo en energía cinética de las partículas del producto que se desea licuar. El líquido y las partes de la licuadora aumentan su temperatura por tanto también hay calentamiento y eso significa que una parte de la energía se transformó en energía térmica, o sea energía cinética del movimiento de las partículas que componen a la sustancia.

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